Homenaje al lutier que, con madera de edificios demolidos de NY, ha hecho guitarras para Lou Reed, Patti Smith, Bob Dylan, Jim Jarmusch y todo aquel que quiera tocar “un pedazo de ciudad”.
Un cazador de tesoros, un carroñero de “los huesos de la vieja Nueva York”. Así se define Rick Kell, un lutier que consigue madera de edificios, establecimientos y parques centenarios de la ciudad y con ella construye sus inconfundibles guitarras artesanales. En este filme nos instalamos plácidamente en su tienda/taller en el Greenwich Village, junto a su pizpireta aprendiz y su anciana madre quien, cuando no pasa el plumero a retratos de clientes agradecidos como Robert Quine, Lou Reed o G.E. Smith, alterna contabilidad y ganchillo a ritmo de swing. Y, cada tanto, por la puerta desfila un impresionante elenco de artistas: The Sadies, Jim Jarmusch, Lenny Kaye (Patti Smith Band), Bill Frisell, la violinista Eszter Balint, “Captain” Kirk Douglas (The Roots), Nels Cline (Wilco), Eleanor Friedberger (The Fiery Furnaces), Jamie Hince (The Kills), Marc Ribot… Y todos ellos comparten vivencias con el humilde artesano y arrancan música a esos pedazos de madera cargados de historia. Un docu cercano, pequeño y bonito, entre la pornografía para guitarristas y la arqueología para mitómanos del rock con pedigrí.